
07 May Tres lecciones de las movilizaciones estudiantiles
Por Hugo Ruiz Díaz
Las movilizaciones estudiantiles en estos primeros días de mayo que terminaron en la destitución -bajo eufemismo de dimisión- de Marta Lafuente, se ubican en la continuidad de grandes movilizaciones de los últimos tiempos.
Estas movilizaciones son la muestra de un descontento generalizado, reflejo de un malestar social más profundo y creciente.
Muestra de la crisis de legitimidad de un gobierno y de un sistema de “democracia” impuesto al pueblo por los poderes fácticos, a costa de la marginación de la población en general y de los jóvenes en particular.
Sin que pretenda ser exhaustiva, de esta lucha estudiantil se desprenden las siguientes lecciones.
Primera: el alto grado de legitimidad y credibilidad de sus dirigentes; la firmeza de las reivindicaciones y la fuerza y poder de convocatoria y organización. Esta lucha frontal, dio a luz a una nueva generación de dirigentes jóvenes, ya protagonistas decisivos en la sociedad. Y mostró que la lucha y los reclamos se conquistan en las calles, y no en ficticios “diálogos” palaciegos. Toda una lección para el mundo sindical y para algunos sectores y dirigentes campesinos, muy propensos al “diálogo” con el actual gobierno.
Segunda: los estudiantes lograron la destitución -en tres días- de una ministra, que en su momento gozó de la protección absoluta y pública de la Unión Industrial Paraguaya, de la ARP, de la FERPINCO, de la UGP y de otros poderes fácticos; del apoyo de la actual cúpula católica, de sacerdotes y del mismo Presidente Horacio Cartes.
La destitución de Marta Lafuente no es logro insignificante. El grito de “SÍ, SE PUEDE” o el de “QUE SE VAYAN TODOS, QUE NO QUEDE NI UNO SOLO”, hablan de por sí.
La tercera: la reivindicación estudiantil no se agotó en la simple destitución de Marta Lafuente. Como fuera el caso de la última movilización de campesinos y cooperativistas, constituyó una interpelación al paradigma mismo con el que funcionan el Estado y los poderes fácticos e institucionales. La lucha contra la corrupción es un elemento de primer nivel a apreciar en esta lucha. A ello sumemos la reivindicación de fondo para participar directamente en la designación del nuevo ministro.
Desde este punto de vista, la destitución de Marta Lafuente constituye una segunda y durísima derrota política, en pocas semanas, para un gobierno y modelo de sociedad en crisis de credibilidad, de desprestigio y de degradación acelerada.
Lo cierto es que estas movilizaciones estudiantiles profundizaron el debate social que está en el tintero de toda la sociedad paraguaya: la necesidad, el imperativo y la pertinencia de un cambio, que se vuelve urgente.
octavio ferreira
Posted at 20:43h, 07 mayoParaguay no puede tener mas politico que utiliz al estado Como una vaca lechera. .Los tres poderes del estado se tiene que reconstruir para el bien del pueblo
Alex
Posted at 12:55h, 12 mayoQué se logró exactamente? Se logró que el gobierno cambie un poco en su formar de relacionarse con el gremio estudiantil. Cartes se dió cuenta que debe tener a alguien menos soberbio y antipático. Aparte de eso, solo hay gatopardismo, cambio de ministro para que no cambie nada